Wojciech Bakun ha cambiado su traje y corbata por camuflaje y, aunque no planea dirigirse al frente, el alcalde de Przemysl, una ciudad polaca en la frontera con Ucrania, se ha convertido en una especie de héroe por sus esfuerzos para ayudar a unos 350.000 refugiados como así como su decisión de humillar al político de extrema derecha italiano Matteo Salvini.
“Yo no hablo con gente hipócrita”, dice a Efe.
Bakun discrepó con el viaje de Salvini a Polonia la semana pasada y lo describió como un truco publicitario para tomar fotografías con refugiados en Przemysl, un importante punto de tránsito para los refugiados que huyen de la invasión rusa de Ucrania.
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