El «deepfake» revoluciona a los medios de comunicacion

david hernando

Logroño, (EFE).- La técnica del «deepfake», basada en la creación de recursos audiovisuales mediante la inteligencia artificial, constituye «una revolución» para los medios de comunicación, al igual que lo fue, en su día, la creación de la imprenta de Johanes Gutenberg, el cine o la televisión.

Lo ha explicado a Córdoba Noticiasla doctora en Comunicación Audiovisual y profesora del Grado en Diseño Digital de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Nadia McGowan, quien subraya que esta técnica permite manipular una imagen en movimiento para «hacer que parezca la de otra persona».

El actor Bruce Willis ha vendido recientemente los derechos de su imagen para ser utilizada en futuros proyectos mediante inteligencia artificial y también lo están haciendo otros famosos, que se suman a la llamada tecnología «deepfake».

Nadia McGowan, en esta entrevista, aclara dudas sobre todo lo que conlleva esta técnica, cómo se utiliza en el cine y en la publicidad, qué supone para la industria audiovisual, cuáles son los límites de privacidad en el uso de la imagen digital de un desaparecido o en la vida cotidiana de un ciudadano de a pie, entre otros aspectos.

Photoshop -programa de edición fotográfica- dio la oportunidad de “editar y manipular” fotografías, y en la actualidad, los deepfakes permiten manipular vídeos e imágenes “de una manera convincente”, explica.

Según este especialista en Diseño Digital, hace unos años, la manipulación de vídeos solo la pudieron hacer los estudios de Hollywood, como ocurrió, por ejemplo, en la película Forest Gump, de 1994, o determinados gobiernos, como, según relata, hizo el secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, Joseph Stalin, quien tenía un equipo “ultra especializado” que dedicaba semanas a manipular una única imagen.

En cambio, en la actualidad, existen aplicaciones que permiten hacer esto en los teléfonos móviles, “lo que abre posibilidades a la manipulación”, recalca McGowan, quien también advierte de sus riesgos, ya que “se puede utilizar para el bien, para el mal o para entretener, como cualquier otra tecnología”.

En este sentido, reconoce que las primeras aplicaciones de los «deepfake» fueron “muy malas”, ya que “hubo personas que manipularon fotografías de tipo pornográfico incrustando la foto de actrices famosas en ellas, y lo mismo ocurrió con determinados vídeos”.

Otro mal uso de esta técnica, recuerda, se produjo al inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, cuando se hackeó una cadena de televisión ucraniana -se accedió ilegalmente a sus sistemas informáticos para manipularos- y se emitió un vídeo falso, en el que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, transmitía a los ucranianos que se rindieran.

“No fue un deepfake especialmente bueno porque la voz era muy plana, la cara tenía un aspecto bidimensional y el movimiento era fluctuante”, recalca McGowan, para quien la parte positiva fue que el Gobierno ucraniano alertó previamente a la población de su país que una situación como esa se podría producir, por lo que “hubo una educación en el público sobre este asunto”.

Además, prosigue, el propio Volodímir Zelenski dijo que aquel vídeo era falso.

Por estos motivos, McGowan reitera la necesidad de educar a la ciudadanía en este tipo de asuntos, y así, “concienciarles para que sepan que estas tecnologías existen y se planteen cuál es el origen de dichas imágenes”. EFE