Francia y España unen fuerzas para combatir los incendios forestales transfronterizos

Los incendios forestales no conocen fronteras. Por más obvio que parezca, los bomberos españoles y franceses estaban atrapados dentro de sus propias jurisdicciones a ambos lados de los Pirineos, hasta que el proyecto europeo Cooperem permitió colaboraciones rápidas a lo largo de la frontera franco-española.

La Jonquera, un pueblo español en la frontera, conecta a los dos vecinos a través de una carretera y múltiples ferrocarriles, lo que aumenta los riesgos de que un incendio se produzca y se propague en ambos países.

“Por aquí pasan cada día hasta 80.000 vehículos”, afirma Anna Barnadas, responsable de medio ambiente de la Diputación de Girona, institución vinculada a Cooperem, financiada por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, dentro del programa operativo Francia – España – Andorra .

“Todo empezó con los incendios del Empordà en 2012, cuando vimos una clara necesidad de cooperación mutua entre ambos cuerpos de bomberos”, recuerda Albert Ballesta, responsable del proyecto Cooperem.

La asociación no se limita a apagar los incendios; también trabaja para evitar que se activen por completo, centrándose en puntos críticos estratégicos que representan del 80 al 90% de los incidentes en la región.

Los incendios de 2012 comenzaron en un estacionamiento en La Jonquera, matando a cuatro personas y consumiendo 14.000 hectáreas.

El proyecto transfronterizo tiene como objetivo minimizar los daños, permitiendo que los bomberos franceses y españoles deambulen libremente por el país vecino hasta 25 kilómetros.

El proyecto armonizó la lucha contra incendios transfronteriza, asegurando una solución a la pérdida de transmisiones de radiofrecuencia al trasladarse al país vecino, entre otras complicaciones.

Cooperem también resolvió problemas de compatibilidad entre los montajes de grifos utilizados por ambos departamentos de bomberos, lo que hizo imposible recargar los camiones cisterna mientras se operaba al otro lado de la frontera.

Con la ayuda de oficiales de enlace bilingües, la nueva asociación acaba con los viejos relatos de bomberos esperando torpemente la luz verde a lo largo de la frontera mientras los incendios continuaban propagándose.

Los departamentos de bomberos español y francés ahora comparten equipos y mapeos detallados de 50 kilómetros de ancho del área.

Los ejercicios de simulación y la formación conjunta permiten responder de forma coordinada a las emergencias, trabajando como un solo equipo.

“Fue aterrador”, dice Anna Maria Oliveda, una residente de Capmany que fue testigo de los incendios de 2012 que quemaron el 99% del municipio y quemaron una gran parte de sus propias tierras de cultivo en el proceso.

“Estamos muy agradecidos por este proyecto, porque demuestra que se preocupan por nosotros”, dice, con la mente en paz sabiendo que los bomberos en ambos lados de la frontera están alerta para proteger el área en cualquier momento.