Eva Ruíz |
Sevilla (EFE).- Abordar de forma multidisciplinar por parte de todos los profesionales sanitarios implicados el tratamiento del dolor crónico intenso, algo que sufre una de cada cuatro personas en España, es la vía para mejorar la atención al paciente en una situación que “ trastorna toda la vida”.
Así lo ha asegurado a Córdoba Noticiasel doctor Luis Miguel Torres Morera, presidente de la Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor (SEMDOR) y coordinador del III Congreso Internacional de esta organización que reúne en Sevilla hasta este sábado a más de 400 expertos de todo el mundo en el tratamiento del dolor.
“Lo más importante es tener una visión global del dolor”, argumenta Torres, que detalla que hasta ahora la mayoría de las sociedades científicas se han enfocado en un aspecto específico de la sanidad, ya sea médicos, farmacéuticos o rehabilitadores, centrados en un problema “de salud pública” que considera “de primer orden”
Tras apostar por un trabajo en común de todas estas áreas, el facultativo subrayar que hay enfermedades crónicas, como la diabetes o la hipertensión, que “con su medicación permiten una vida normal, mientras que con un dolor continuo no puedes trabajar ni tener relaciones sociales ”, pone como ejemplo.
Resume que en esta cita los conocimientos son impartidos y recibidos “por todos los sanitarios implicados”, una interacción que, a su juicio, debería trasladarse en la atención cotidiana para “acortar el camino” a recorrer a todos los pacientes.
Un año para llegar
Dentro de este planteamiento el doctor Torres detalla que se da especial importancia a las farmacias, puesto que “un paciente va a muchos médicos, ya sean traumatólogos, anestesistas o fisioterapeutas, pero va a una sola farmacia a comprarse un medicamento, por lo que esa farmacia conoce muy bien al enfermo”.
Junto a esto lo más importante, a su juicio, es “facilitar que el acceso a la Unidad del Dolor sea más rápido”, ya que se tarda más de un año en llegar a alguna de ellas. “Un año con dolor intenso a base de un analgésico es insoportable”, resalta.
Explica que muchos de los pacientes sienten que “no pueden llegar, que no les ve nadie y que les dicen que no pueden hacer nada. Esos son los pacientes que están dando vueltas perdidos”, afirma el médico, que por establecer que se pueda atender a estos enfermos “en menos de tres meses”.
“Las cifras actuales deben mover a las autoridades para dedicar más recursos al dolor crónico, que ya no es un síntoma, es una enfermedad en sí misma”, asegura el facultativo, que precisa que se destinan más fondos a otras dolencias, como el ictus o el infarto, porque el dolor en sí mismo no es causa de muerte, aunque “trastorna toda la vida”.
Nuevas tecnologias para aliviar el dolor
El presidente de SEMDOR precisa que hoy en día la farmacología avanza “lenta” y es difícil encontrar nuevos remedios para el dolor crónico que sufre una de cada cuatro personas en España pero, por contra, lo que se está desarrollando en este ámbito es la nueva tecnología para el tratamiento de los síntomas.
Pone como ejemplo desde el láser que se utiliza en la hernia discal a la neuromodulación en la médula espinal o las bombas de infusión para administrar medicamentos, además de fórmulas poder utilizar fármacos antiguos, como los parches en la piel o las “nanopildoras” en la boca.
El doctor repasa que, según un estudio de la Universidad de Cádiz, en España la prevalencia del dolor intenso ha subido de un 19 % antes de la pandemia al 25 % en tres años, algo que “solo se explica por los daños ocasionados por la covid como enfermedad en sí misma y por no poder salir de casa, tomar el sol o hacer ejercicio”.
“Ha habido un deterioro muy importante en el campo del dolor por ese motivo y la respuesta de las administraciones va por detrás del problema”, asegura el especialista, que cree necesario más del doble de las unidades actuales del dolor, que aumentan a unas 300 en todo el pais.
Reconoce que “hay situaciones que no se pueden curar, pero los conocimientos que tenemos hasta ahora permitirían que todo el mundo pudiera aliviar su situación, y no es la realidad por falta de medios”, lamenta, a la vez que critica la falta de un Plan Nacional contra el Dolor y que sean las comunidades autónomas las que elaboren “17 normativas diferentes”.